Dibujaba figurines en el patio de el colegio desde que recuerdo. Con 13 años mis dibujos y yo acabamos en la costura de mi barrio y con 15 me lance a estudiar diseño.

A pesar de mis altas expectativas encontré que no estaba preparada y reforcé mi aprendizaje con clases de dibujo. Durante el curso nos dieron una clase de óleo de prueba

y me enamore. Quitando el aprecio y la comprensión hacia el trabajo de Van Gogh y el impresionismo en general que me inculcaron en mis nuevas clases de pintura, no conseguí muchos mas, los recursos tecnicos que necesitaba para encauzar todas mis ideas no me los estaban proporcionando y empezaba ha ser frustrante.

En ese momento apareció un curso de Diseño de Moda organizado por el INEM y el Ayuntamiento de Bilbao y allí encontré el camino a seguir, pintando camisas con cuadros de Van Gogh para un desfile. Asi que, al final mi profesor de pintura fue Vincent. Continué durante un par de años en Bilbao realizando encargos exclusivos, desde el diseño y el patrón hasta la pintura y la ultima puntada. Después me traslade a Madrid y pintaba prendas ya confeccionadas versionando pintores de todo el siglo xix. Poco a poco fui avanzando hasta encontrar mi forma de expresarme en óleo y paralelamente, la seda fue ganando espacio al algodón. Llegue a ella por una amiga pintora en ese material que me animo y facilito todo lo necesario para aprender. 

Con el tiempo compaginaba mis encargos con trabajos en dietética y herbolarios. Rondaba mi cabeza empezar con la técnica profesional de pintura en seda y pañuelos tipo fular. Un día sentí que mi etapa en el herbolario había terminado, así, sin mas. No tenia ninguna alternativa ni idea de hacia donde continuar y desoí el aviso.

Lo cual solo hizo que todo empeorara en mi trabajo hasta que decidí aceptarlo y hablar de mis intenciones, no sabia hacia donde pero me tenia que ir y ayudaría

a preparar a mi sustituta mientras esperaba acontecimientos. Una semana después de comunicar mi decisión me ofrecieron un stand en una feria pagado por el Ayuntamiento de Madrid donde pude presentar mi serie de pañuelos de seda, con la técnica profesional de fijación al vapor "Rincones de Madrid". 

Unos años después, en una fiesta en la que enseñaba mis pañuelos me hablaron de la rosa antigua y me animaron a probar a pintarla en seda. Estudie la flor durante un tiempo y encontré que verdaderamente era un reto representarla en seda de una forma interesante y personal.Y una vez mas en un evento presentando mi trabajo conocí a unos diseñadores que estaban interesados en adaptaciones de Klimt en seda y decidí prepararme haciendo unas apruebas técnicas y de tejidos. Estaban mas encaminadas a la aplicación de dorados pero tambien probé sus  formas de representación vegetal y allí encontré el camino hacia los jardines.