En la revista podéis encontrar cuatro sedas y cuatro cuadros así como el texto  escrito por Concha Trapero sobre la relación entre mis dos lineas de trabajo principales.

Para la presentación prepare un texto con mi propia visión de esa relación. Durante la lectura aparecía en la pantalla la seda o cartón a la que se hacia referencia en el texto.

(1) En 2011 estuve pintando seda hacia unos años. Pasando por varias series y etapas los pañuelos habian derivado cada vez hacia algo mas pictórico. Los primeros fulares de flores tenían un aspecto abigarrado, la exuberancia y alegría escondían cierta dosis de miedo al vacío, a las aguas fluyendo libres. Todo estaba remarcado por una linea negra que se iba haciendo mas sutil y ligera a medida que se sucedían las sedas en el bastidor.

También tenía una libreta de dibujos que hacia de vez en cuando

desde que una amiga vino de Bilbao y me enseño su técnica. Observar sin pensar, manteniendo la distancia acompañando lo que hace el lápiz sin adelantarse ni suponer. Respirando, dejando salir lo que sea, formas, emociones….

pase lo que pase observa y desliza el lápicero. No le des color, decía ella, esto es otra cosa, higiene mental. Entonces pinte las casa azules, que me recordaron enormemente mis libretas y despertaron en mi las ganas de desobedecer a mi amiga.

(2) De vuelta a las sedas que perdían su sujeción, su linea negra, sus fases espaciadas y se convertían en acuarelas de 180x45 donde todo sucedía a la vez.

(3) Luz en las sombras fue el primer dibujo que salió de la libreta.

Al principio se llamo casas naranjas y me miraba expectante apoyado en la pared hasta que llamo mi atención y volvió al caballete. Empece a dejar salir las emociones que se manifestaban en el dibujo pero yo estaba allí y no iban a mandar. Podía transformar los colores que me proponían, dejarlas salir  de la oscuridad  solo para iluminarlas, cambiarles el tono, faltarles el respeto y hacerlas reír. LUZ, EN LAS SOMBRAS.

(4) Y las sedas desvelaban sus juegos y sus secretos, construyendose partiendo desde lo invisible. Flores blancas sobre blanco que se van desvelando según el resto de colores sutiles y sombras las rodean.

(5) Y llegaron los cartones como símbolo de la poca importancia que tiene, realmente, nuestra parte oculta.

(6) Aprendiendo a observarla, reconocerla y superarla a medida que los colores cambiaban su sentido.

(7) Y luego la primera seda pintada en directo, compartiendo como crecía todo el entramado, partiendo de tres manchas blancas en una esquina sumando matices y contrastes hasta la aguada final que llena, fluye, define o difumina. Y yo la sigo o la empujo, desvelando su magia tranquila, al irse secando despacio.

(8) Y así encontré la manera de cerrar el circulo de las energías que vienen de las profundidades y al limpiarse, impulsan una ligereza que nunca habrían soñado.